Pero aquí ahora todo es oscuro en este castillo, en el
castillo del conocimiento. Lo primero que he aprendido es que el conocimiento
verdadero de uno mismo es la luz que ilumina el camino. He confundido la
necesidad con el amor. He necesitado a mis amigos y a mi familia más de lo que los he amado. Y lo
peor es que no quiero reconocerlo, no me quiero culpar de las cosas que hago
mal. Y la causa de todo esto es porque nunca me he amado a mi misma. Volví a
llorar, porque el verdadero conocimiento es doloroso, pero clarifica la mirada.
En este Castillo he tenido la oportunidad de ver cual es mi
potencial y cuales son los verdaderos deseos de mi corazón. Ahora sé que la
felicidad consiste en desarrollar este potencial que habita en mi para el beneficio de otros.
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